Por vez primera las mismas serán supervisadas por el Tribunal Supremo Electoral a efecto de garantizar su transparencia, dejando atrás las prácticas intimidatorias y los fraudes perpetrados en el reciente ayer, que resultaron en violencia e incluso derramamiento de sangre.
Empero, hay señales preocupantes de cara a estos comicios: el comisionado universitario Andrés Pérez ha públicamente alertado sobre anomalías de diverso tipo puestas en práctica por la Junta Nacional Electoral. Una de ellas es la de poner trabas a la inscripción de movimientos independientes que aspiran a dejar atrás el sectarismo y la dependencia de los frentes estudiantiles reconocidos e inscritos con los partidos políticos, tanto tradicionales como emergentes.
Se ha denunciado también la injerencia de algunos catedráticos en las actividades preelectorales, buscando influir en el resultado eventual de los comicios.
Igualmente, la no divulgación de información indispensable para la inscripción y participación de los grupos emergentes en el torneo electoral.
No es posible que mientras a nivel nacional se profundiza la democratización y la participación masiva de la población en las elecciones presidenciales, legislativas y municipales, en el alma máter se pretenda continuar con los mismos vicios del pretérito por parte de quienes favorecen los monopolios políticos y se oponen a la inclusión y al pluralismo ideológico.
Las elecciones estudiantiles deben constituir un aprendizaje y una práctica democrática; recuérdese que sus participantes son ciudadanos y algunos de ellos se constituirán en los líderes del mañana. Por ello, y desde ahora deben dar ejemplo y cátedra de cultura cívica, responsabilidad, honestidad y compromiso con la nación.
En décadas anteriores, el pueblo encontraba en el estudiantado un ejemplo y un factor solidario con sus planteamientos y aspiraciones. Fueron precisamente las prácticas electorales dolosas las que desembocaron en la indiferencia y apatía hacia la problemática nacional y universitaria por parte de quienes asisten al alma nutricia en búsqueda de su superación intelectual.
Ha llegado el momento de desterrar, definitivamente, las malas y repudiables prácticas electorales estudiantiles para ceder el puesto a otras apegadas a ley y la justicia.
Aún hay tiempo de rectificar y enmendar lo equivocado y discriminatorio.